lunes, 28 de mayo de 2012

15M: Los corderitos juegan a hacer el ridículo


Hace poco se cumplió 1 año de aquello que vino a llamarse Movimiento 15M. A mí aquello me pilló en Barcelona. Sentí la curiosidad (y por qué negarlo, cierta ilusión), por ver cómo aquellos jóvenes eran capaces de empezar a articular el cambio que debía suponer el principio de una nueva realidad que no les parasitase. De una realidad que no les negase la capacidad de desarrollo de sus vidas. Así que, saliendo del trabajo, me fui para Paza Cataluña. Tardé media hora en deprimirme. Allí había 2 tipos de personas: cuarentones/cincuentones que no podían disimular su pertenencia al ejército de los funcionarios, y jóvenes que parecían tener poca o nula idea de qué es lo que nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos (por no decir que el serrín ocupaba gran parte del espacio que la evolución había reservado en principio para su masa encefálica). 

En vez de encontrar jóvenes cabreados y dispuestos a exigir por las buenas o por las malas, su derecho a vivir su vida y a  construir su futuro, me encontré con una caterva de lloronas pusilánimes. Los unos (los viejos), clamando contra aquellos que querían terminar con sus derechos adquiridos, y los otros (los jóvenes) exigiendo para sí mismo ese mismo trato insostenible que hasta entonces habían recibido los cincuentones.

En vez de identificar como veneno, el sistema previo insostenible que les había llevado hasta ahí, identificaban como culpables, a aquellos que ahora les notificaban la imposibilidad de seguir funcionando de la misma manera. No exigían oportunidades justas, no exigían un trabajo que les permitiese planificar y llevar una vida digna, o poder construir algo sostenible, o corregir las carencias, no. Sus exigencias,sus parlamentos o intervenciones en las asambleas, hablaban de evitar recortes en educación y sanidad, demandaban evitar el adelgazamiento del sector público, clamaban por el mantenimiento incuestionable del sistema de pensiones o directamente proponían tasas, impuestos o apropiaciones destinadas a conseguir el dinero que hacía falta para que el anterior sistema siguiese alimentado... vamos, que aquellos a los que se les está negando la posibilidad de tener un futuro, se dedican a pedir aquello que precisamente les ha llevado a donde estamos. Hay que ser estúpido, la verdad. De hecho, la lectura de muchos de los puntos de su lista de peticiones, produciría risas condescendientes si no estuviésemos ante una situación tan grave como la actual.

En este país, el crédito, las subvenciones de Europa y el dinero fácil del turismo, han hecho que durante demasiados lustros, la gente se ha acostumbrado a recibir a final de mes algo que no guarda relación con el valor que cada uno aporta a la cadena. Eso ha llevado a tener una visión tan deformada de la realidad, que la gente ha perdido la capacidad de entender de dónde sale el dinero. 

Entiendo que un funcionario, prejubilado o jubilado, llore por lo suyo. Cualquier joven o jóvena (que diría aquella) que tenga menos de 35 años, tiene la obligación de darse cuenta de que cada segundo que pasa sin poner toda la carne en el asador por cambiar radicalmente la actual situación, es un segundo más en la aniquilación de su futuro personal y de su potencial proyecto de vida.

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